Zonas erógenas: los pequeños puntos de placer que debes conocer

El cuerpo humano es un mapa de placer y sus zonas erógenas son los puntos que excitan y estimulan los sentidos. ¿Pero cuáles son las áreas más sensibles? Vamos a descubrirlo.

¿Qué son las zonas erógenas?

«Erógeno» es una palabra de origen griego que significa «que produce amor». Dicho de otra forma: tocar una zona erógena suele experimentarse como algo particularmente intenso, ya se trata de zonas que presentan una alta densidad de terminaciones nerviosas. Es más, estos pequeños puntos de placer pueden aumentar el deseo sexual. Besar, acariciar, mordisquear o chupar una zona erógena también desempeña un papel importante durante los juegos preliminares. No obstante, algunas zonas son más estimulantes que otras. De hecho, hay zonas erógenas primarias, secundarias y potenciales.

Las zonas erógenas primarias son aquellas que pueden desencadenar un orgasmo cuando se estimulan. Generalmente, abarcan las áreas genitales. En las mujeres, las zonas erógenas primarias incluyen el clítoris y la vagina y, en los hombres, el glande y el tallo del pene.

Las zonas erógenas secundarias son las regiones del cuerpo conectadas directamente con las zonas primarias. Su estimulación no siempre conduce a un orgasmo, pero puede intensificar el clímax.

En las mujeres incluyen:

  • Los labios
  • La abertura vaginal
  • El perineo
  • El ano
  • Los pechos y los pezones. Aunque los pechos están alejados de los órganos sexuales femeninos, se consideran zonas erógenas secundarias porque, junto a la vulva, son unas de las zonas más sensibles del cuerpo femenino. Esto se debe, en parte, a que su estimulación activa las mismas áreas del cerebro que los genitales.

En los hombres incluyen:

  • Los testículos
  • El área entre el pene y el ano

Empezad a explorar

Si estás practicando slow sex, en los juegos preliminares lo importante es que te tomes tu tiempo, o incluso mucho tiempo. Además, una cantidad saludable de diversión y estimulación con tu pareja incluso puede aumentar las posibilidades de experimentar placer. Ahí es donde las zonas erógenas entran en juego. De hecho, algunas parejas son capaces de experimentar un clímax increíble simplemente acariciando sus zonas erógenas y sin estimular los genitales. No obstante, cada experiencia es única, lo que significa que diferentes personas tendrán diferentes zonas erógenas.

Zonas erógenas femeninas: de la cabeza a los pies

Las zonas erógenas femeninas empiezan en la cabeza o, más precisamente, en la línea del cabello, ya que un gran número de terminaciones nerviosas culminan en el cuero cabelludo y la frente. Algunas mujeres también se excitan cuando les mordisquean suavemente los lóbulos de las orejas.

Los párpados son unas de las zonas erógenas menos conocidas de las mujeres, pero merece la pena explorarlos. Y no estamos hablando simplemente de intensificar el contacto visual con tu pareja. Un beso suave sobre los párpados cerrados también puede hacer maravillas. Continuando hacia abajo, el cuello se encuentra entre las 10 principales zonas erógenas de las mujeres, según una encuesta realizada a 800 participantes. La estimulación del cuello puede ser particularmente intensa debido a que su piel es muy fina. Por tanto, cualquier expedición lujuriosa debería hacer una parada en él. Curiosamente, las axilas tienen una capa de piel casi tan fina como el cuello, lo que explica por qué están cubiertas de pelo de forma natural. ¡Por eso Johnny acariciaba la axila de Baby en Dirty Dancing!

A continuación, la exploración de las zonas erógenas femeninas nos lleva al ombligo, donde se acumulan innumerables vías nerviosas. Además, el ombligo está conectado a muchos otros órganos del cuerpo y, por tanto, puede ser un potente activador sexual. Lo mismo ocurre con la espalda y, especialmente, con la columna vertebral.

Los muslos de una mujer no solo sirven para rodear el torso de un hombre durante el sexo. La parte interior de los muslos es altamente sensible y las caricias suaves en esta zona pueden hacer que la mayoría de las mujeres experimenten agradables escalofríos. Las caricias suaves en la parte posterior de las rodillas también pueden volver loca a una mujer, ya que el área es altamente receptiva a los estímulos externos. Pero tampoco debemos olvidar los pies. Al fin y al cabo, estas zonas erógenas potenciales contienen muchos puntos de presión que pueden conducir a un aumento de la excitación cuando se estimulan. Por ello, un buen masaje de pies tiene el poder de enviar una fuerte energía sexual a los genitales.

Zonas erógenas masculinas: no tan diferentes

En lo relativo a los puntos calientes, muchas zonas erógenas suelen ser idénticas para ambos géneros. Los hombres también disfrutan de la estimulación de las orejas, el área del cuello, los ojos, las axilas, los muslos, las rodillas y los pies. Curiosamente, el pecho también es una zona muy sensible para los hombres. De hecho, sus parejas deben tener cuidado al chuparles los pezones, ya que estos pueden ser muy sensibles. Lo mejor es morderlos con suavidad o recorrerlos con la lengua. Las mujeres tampoco son las únicas que disfrutan de un buen masaje de espalda: a ellos también les gusta. En particular, la estimulación del sacro, debajo de la pelvis, puede aumentar la excitación sexual de los hombres. Del mismo modo, acariciar el área entre el ombligo y el tallo del pene puede desencadenar olas de placer. Y lo que muchas personas no saben es que las yemas de los dedos son zonas erógenas potenciales de los hombres. De hecho, lamer y chupar sus dedos puede excitarlos de forma sorprendente.

¿A qué estás esperando? ¡Empieza a explorar todos tus sentidos!

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Autor

Frieda trabajó como periodista autónoma durante 10 años y solía escribir sobre recetas de Semana Santa, iconos de estilo, metabolismo humano y restaurantes Michelin. Resumiendo: sobre todo, excepto sobre sexo. Y tenía una buena razón. Durante todos aquellos años, Frieda siempre había considerado que llevaba una vida sexual típica. El cambio llegó después de una ruptura amorosa, momento en el que decidió dejar la píldora, que llevaba tomando 14 años. Fue entonces, a los 28 años, cuando finalmente descubrió su maravillosa sexualidad y encontró su verdadera, única y hambrienta libido. Desde entonces, no solo practica una nueva sexualidad, sino que también escribe y habla sobre ella. ¡Y hoy se siente más satisfecha que nunca!