Rompe con los viejos hábitos sexuales y adéntrate en nuevos e inesperados territorios. ¿Cómo? Masturbándote sin porno.
Por qué masturbarse sin porno puede ser liberador y divertido
El negocio del porno online es enorme, mayor que Netflix o incluso que todo Hollywood. Su facturación anual estimada es de unos sorprendentes 15.000 millones de dólares. Y esta es solo una estimación conservadora. Debido a su fácil disponibilidad y a su acceso instantáneo para cualquier persona con una conexión a internet, actualmente los investigadores consideran que el porno online es una «crisis de salud pública». ¿Pero por qué la pornografía resulta tan atractiva? ¿Y qué alternativas hay? Descubre las ventajas de masturbarse sin porno.
En el mundo digital actual, masturbarse sin porno es algo inaudito
El porno online está al alcance de la mano. Y cada vez hay más contenido disponible. Como resultado de la llamada «triple A» —accesibilidad, asequibilidad, anonimato—, actualmente un 75 % de los hombres se masturban con pornografía.
Los espectadores de porno online son cada vez más jóvenes. Las investigaciones más recientes señalan que, hoy en día, 1 de cada 10 usuarios de páginas porno de internet son jóvenes menores de 10 años. Matt Morrissey, un terapeuta sexual de Seattle, comenta que «este tipo de exposición temprana al porno traumatiza a los niños y alimenta una masculinidad tóxica».
¿Por qué el porno es tan irresistible?
La pornografía influye en tus instintos sexuales primarios activando el antiguo circuito de recompensa del cerebro de la misma forma que el sexo. De hecho, lo activa aún más. Masturbarse con porno proporciona una sensación tan placentera porque desencadena la liberación de dopamina en el centro de recompensa de tu cerebro.
Gary Wilson de Your Brain Porn proporciona la explicación científica de por qué es tan fácil engancharse a la dopamina (y al porno): «El propósito evolutivo de la dopamina es motivarte a hacer aquello que ayuda a tus genes. Cuanto más placer te produce algo, más lo deseas. […] Sin dopamina, simplemente lo ignoras. […] La estimulación sexual ofrece la mayor dosis natural de dopamina disponible para tu circuito de recompensa¬¬¬¬».
Un juego llamado novedad
Este efecto de adicción a las moléculas de dopamina se conoce comúnmente como «efecto Coolidge» y recibe su nombre del 30.º presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge.
Según cuenta la historia, en una ocasión visitó una granja de gallinas con su esposa. Ella observó con interés el entusiasmo que mostraba el gallo por una gallina en particular. Cuando le pidió al granjero que le mencionase esto a su marido, el presidente Coolidge preguntó si aquel gallo mostraba entusiasmo solo por aquella gallina o en realidad lo mostraba por todas.
Curiosamente, los hombres eyaculan más y más rápido cuando ven a una nueva estrella porno.
Tanto los hombres como las mujeres (sí, el efecto Coolidge también se aplica a las mujeres) tienen un antiguo mecanismo en el cerebro que los impulsa a querer aparearse con el mayor número posible de personas que aparecen en la pantalla. No obstante, esto tiene efectos secundarios en la satisfacción sexual.
4 sorprendentes efectos secundarios de masturbarse con porno
Según los datos de una encuesta sobre las conductas adictivas que han surgido en los últimos años, la adicción al porno es un importante problema. Las personas afectadas por ella muestran un difícil modelo de consumo: un autocontrol limitado combinado con una falta de interés por el resto de las áreas de la vida.
Se trata de efectos secundarios científicamente probados. Otros cambios en el cerebro relacionados con la adicción incluyen:
- Sensibilización. Tu cerebro asociará acciones como abrir tu portátil con querer ver porno. Es como el perro de Pavlov, que empezaba a salivar en cuanto las luces se encendían. Esto te puede distraer si necesitas trabajar.
- Desensibilización. Se debe a cambios químicos a largo plazo en el cerebro, que te hacen menos sensible al placer y más tolerante al porno, por lo que buscarás escenarios más duros y extraños. Al igual que ocurre con las drogas, los usuarios necesitan dosis más altas de los estímulos.
- Fuerza de voluntad debilitada. Es posible que experimentes un control reducido de los impulsos y más deseos de consumir. La corteza prefrontal y el sistema de recompensa de tu cerebro están en guerra. Una parte de ti te empuja a consumir más mientras otra dice: «¡Para!».
- Disfunción eréctil. Ver porno con frecuencia puede destruir tu capacidad de tener erecciones con una pareja íntima, ya que las conexiones de tu cerebro están adaptadas a la novedad. Pronto solo podrás tener erecciones viendo porno duro.
¿Son suficientes razones para empezar a masturbarse sin porno?
Es hora de empezar a masturbarse sin el porno online
A muchas personas, masturbarse sin porno les parece algo inusual. Muchos hombres jóvenes, especialmente los millennials y los pertenecientes a la generación Z, probablemente ni siquiera conozcan la experiencia de masturbarse sin porno. Al fin y al cabo, crecieron con internet.
Gary Wilson explica que la salud sexual de estas personas está más alterada que la de los baby boomers, que se masturbaban sin porno y empezaron a ver porno online mucho más tarde en su vida, cuando la plasticidad de sus cerebros era más sólida. Sin embargo, no importa qué edad tengas: masturbarse sin porno ofrece muchos beneficios.
5 beneficios de masturbarse sin porno
¿Sabías que masturbarse sin porno puede mejorar radicalmente tu calidad de vida? Aquí te explicamos cómo:
- Tu deseo sexual aumenta. En cuanto dejes de agotar tus reservas de dopamina, empezarás a notar un mayor deseo sexual.
- Estarás más feliz. Al igual que en el caso anterior, si tienes unos niveles de dopamina más estables, también tendrás una visión más positiva de la vida.
- Sentirás más atracción por tu pareja. Además, querrás aumentar la frecuencia de vuestras relaciones sexuales.
- Disfrutarás mucho más de la masturbación sin las impresiones visuales, ya que empezarás a sentir más placer en tu cuerpo.
- Tendrás más tiempo para dedicar a tus planes, a tus amigos, a tus aficiones y a otras cosas que te satisfagan emocionalmente.
Probablemente puedas encontrar más beneficios. Cuando creas que ha llegado el momento de empezar a masturbarse sin porno, elabora tu propia lista de razones. Es algo que te mantendrá motivado.
Masturbarse sin porno: un plan en tres pasos
En los informes sobre la abstinencia del porno se señala cómo la libido mejora sustancialmente y los niveles de sensación aumentan. Estos resultados están acompañados de un aumento de la confianza en uno mismo, una mayor concentración y el descubrimiento de una nueva creatividad.
No obstante, romper con los viejos hábitos puede ser difícil. Por eso necesitas tener objetivos claros. Con el siguiente plan de 3 pasos, masturbarse sin porno se convertirá en tu nueva práctica placentera favorita.
Paso 1: Pasa de masturbarte con porno online a usar viejas revistas de Playboy que tengas por casa. Esto romperá el rápido circuito de la novedad.
Paso 2: Olvídate de todos los estímulos externos y regálate un espectáculo privado en el que uses tu imaginación para crear fantasías a medida.
Paso 3: Explora el arte de la masturbación mindful. Deja de lado todas las imágenes y céntrate únicamente en las sensaciones físicas de tu cuerpo.
Paso 4: Para añadir nuevas sensaciones y formas de placer, plantéate también combinar la masturbación sin porno con juguetes sexuales. Tanto la masturbación como los orgasmos sin porno se vuelven más excitantes si los usas. ¿Cómo? Añaden novedad y excitación sin cambiar la plasticidad de tu cerebro.
Masturbarse sin porno: conclusión
Masturbarse sin porno, especialmente si se trata de porno online, puede afectar al sistema de recompensa de tu cerebro. De forma similar a la comida basura o a las drogas, puede engancharte.
Prueba a masturbarte sin porno para experimentar una mayor libertad, un aumento de la felicidad y una satisfacción sexual más profunda.
Masturbarse sin porno puede ser especialmente divertido si experimentas con juguetes sexuales, ya que añaden un tipo diferente de novedad, aventura y excitación a tu rutina de autoplacer.