Slow sex: ¿merece la pena?

«Podría salvar la relación», «Lentitud sexual para dos», «Megatendencia», «Cosquilleos con cada caricia»: internet está lleno de prometedoras afirmaciones sobre una nueva tendencia denominada slow sex o sexo lento. ¿Pero en qué consiste realmente? ¿Y de verdad podría llevar la ternura sexual a un nuevo nivel? Lo hemos analizado con detenimiento.

Se acabaron los encuentros rápidos y perseguir orgasmos: el slow sex es precisamente lo contrario. En esta nueva tendencia sexual, lo importante es tomarte tu tiempo, realizar un intenso contacto visual y compartir un deseo por descubrir nuevos territorios eróticos. Esta práctica ha sido anunciada como una forma estupenda de reducir la velocidad y desconectar del ritmo frenético de la vida diaria y, al mismo tiempo, de crear una conexión más profunda con la otra persona. Para parejas que llevan mucho tiempo juntas, el slow sex puede ser una posibilidad maravillosa para dar un soplo de aire fresco a su vida amorosa. ¿Pero cuál es el secreto del sexo lento? Sorprendentemente: que los orgasmos no son el objetivo. En su lugar, este enfoque aboga por un descubrimiento consciente y por encontrar placer en el cuerpo de la otra persona.

Al igual que las tendencias slow food y slow travel, lo importante es la desaceleración. En la sociedad actual, la mayoría de las personas están sometidas a una presión constante para lograr buenos resultados, tanto en el trabajo como en sus relaciones románticas. Diana Richardson, consejera de parejas y autora del libro Slow Sex: The Path to Fulfilling and Sustainable Sexuality, explica que el amor físico mejora cuando lo abordamos a un ritmo más lento. El slow sex no es «el tipo de sexo caliente que vemos en los medios», dice Richardson. Ella cree que pensar que el sexo debe ser apasionado y caliente y acabar siempre en un orgasmo simultáneo es una idea equivocada fomentada por la industria del cine. A menudo se confunde la pasión con el frenesí.

¿Cómo funciona el slow sex?

Lo primero es lo primero: no puede haber distracciones. Apaga tu teléfono. Apaga tu ordenador. No respondas si alguien llama al timbre. En general, también es recomendable que te olvides del ritmo y seas consciente de todo lo que ocurre. Después, comenzad lentamente. Cuando os beséis, tomaos vuestro tiempo y permitid que vuestros labios se toquen con suavidad. Practicad unos juegos preliminares más graduales para poder sentir cada contacto con el cuerpo de la otra persona. Aunque esto pueda parecer algo extraño al principio, el cuerpo tiende a relajarse después de unos minutos.

*Importante: en el sexo lento no hay un límite de tiempo

Cada parte del cuerpo merece una atención especial, y no solo las zonas erógenas más conocidas como el cuello o los pezones. Vale la pena experimentar un poco usando la lengua, la punta de la nariz, las manos e incluso los pies para explorar y tocar suavemente el cuerpo de la otra persona. Aunque puede ser útil comunicar cómo os sentís, no es necesario hablar. Importante: en el slow sex no hay un límite de tiempo. La duración exacta —cinco, diez, quince o veinte minutos— no importa, simplemente tenéis que sentiros bien. Lo mejor de todo es que no necesitaréis una erección para empezar. Como dice el refrán, el apetito se abre comiendo. También os recomendamos que, para encontrar el placer juntos, acordéis previamente un momento y un lugar.

La penetración es secundaria

Tradicionalmente, la penetración ha sido una de las partes principales de las relaciones sexuales, pero esto no es así durante el sexo lento. En este caso, el acto de la penetración se retrasa. Por ello, para retrasar el orgasmo, es crucial encontrar una posición cómoda que las dos partes podáis mantener durante bastante tiempo, como la cucharita o las tijeras. Cuando finalmente comience el coito, intentad centraros en sentir la conexión que compartís en ese momento. No penséis en los siguientes pasos. Solo disfrutad de la sensación de estar juntos. Las personas expertas en slow sex también recomiendan realizar pausas cortas con frecuencia y evitar los movimientos de empuje rápidos. Imaginaos también cómo podéis ayudaros mutuamente a alcanzar el clímax.

Lo que ocurre después también importa

El sexo convencional ofrece una liberación rápida, pero a menudo no logra proporcionar una satisfacción duradera. La mayoría de las parejas simplemente vuelven a sus vidas diarias, consultan su teléfono o ven una película. Por el contrario, al practicar slow sex, te darás cuenta de que al acabar sientes más vitalidad que al empezar. Es importante que prestes atención a tu pareja también después del sexo. Por ello, seguid tocándoos suavemente y acariciándoos después de haber hecho el amor y daos las gracias en silencio. Apreciad lo que acabáis de experimentar juntos. En resumen: tomaos vuestro tiempo durante todas las etapas del sexo lento.

Aunque es posible que el slow sex no le guste a todo el mundo, dedicarte por completo a tu pareja puede ser algo maravilloso. En un mundo donde el ritmo parece haberse acelerado, creemos que vale la pena probarlo. Y, al igual que con cualquier otra práctica sexual: todo lo placentero está permitido.

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Autor

Frieda trabajó como periodista autónoma durante 10 años y solía escribir sobre recetas de Semana Santa, iconos de estilo, metabolismo humano y restaurantes Michelin. Resumiendo: sobre todo, excepto sobre sexo. Y tenía una buena razón. Durante todos aquellos años, Frieda siempre había considerado que llevaba una vida sexual típica. El cambio llegó después de una ruptura amorosa, momento en el que decidió dejar la píldora, que llevaba tomando 14 años. Fue entonces, a los 28 años, cuando finalmente descubrió su maravillosa sexualidad y encontró su verdadera, única y hambrienta libido. Desde entonces, no solo practica una nueva sexualidad, sino que también escribe y habla sobre ella. ¡Y hoy se siente más satisfecha que nunca!